Cuando se trata de precuelas en el género de horror, siempre se corre el riesgo de caer en lo mismo de siempre: personajes reciclados y una falta de sorpresas. Sin embargo, Apartment 7A, dirigida por Natalie Erika James, toma un camino más ambicioso, construyendo un contexto para Rosemary's Baby sin depender por completo de la película original. La historia se centra en Terry Gionoffrio, interpretada por Julia Garner, una joven bailarina cuya vida toma un giro extraño al sufrir una lesión devastadora.
Un misterioso y acaudalado matrimonio la acoge en el famoso edificio Bramford, prometiéndole la oportunidad de retomar su carrera. Pero las cosas no son lo que parecen y pronto Terry se encuentra envuelta en circunstancias inquietantes, que la hacen cuestionar los sacrificios necesarios para alcanzar el éxito.
Lo fascinante de Apartment 7A es cómo logra introducir elementos psicológicos y temáticos complejos, como el aprovechamiento de las ambiciones personales y el costo del éxito. La química en pantalla entre Julia Garner y Dianne Wiest añade capas de tensión emocional, mientras que la ambientación en el icónico edificio de Nueva York no hace más que profundizar la sensación de peligro inminente.
Este enfoque narrativo no solo sirve como precuela, sino que puede sostenerse por sí mismo, lo cual es raro en este tipo de producciones. La trama, aunque vinculada al universo de Rosemary's Baby, es lo suficientemente fresca para cautivar a los espectadores que no hayan visto la película original, y lo suficientemente rica en detalles para recompensar a los fans de toda la vida.
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