Si estás buscando una carrera que combine pasión, dedicación y un toque de alegría, la cocina podría ser tu camino. Y qué mejor guía que un auténtico chef con los codillos bien remangados y un enfoque educativo fuera de lo común. En esta ocasión, tuvimos el placer de charlar con el fundador de una escuela culinaria que se desmarca de lo convencional, el Centro de Capacitación Gastronómica y de Servicios (CCGS). Así que sírvanse una taza de café bien cargado y prepárense para un viaje sabroso.
"Aquí no se trata solo de enseñar a cocinar", nos comenta el chef Jorge Camacho. "Nuestra filosofía gira en torno a la excelencia personal, una formación académica de primera, y sobre todo, los valores de responsabilidad, respeto y amor por esta profesión".
¿Bromea? Para nada. Este maestro se toma muy en serio la formación de sus estudiantes, no solo como cocineros, sino también como seres humanos integrales.
Pero la verdadera magia ocurre en la cocina. "¿Has visto cómo se forman los grandes chefs en Europa?", nos pregunta mientras revuelve una sartén con un movimiento experto. "Allá se aprende en el trabajo, en la práctica. Así fue como yo mismo aprendí, y es la tradición que traigo a esta escuela". En esta escuela no solo se habla de gastronomía del mundo sino que también se enseña cocina prehispánica y mexicana. Aquí las clases teóricas pasan a un segundo plano. Esta escuela es puro sudor, fuego y olor a especias.
Por supuesto, para que los estudiantes estén listos para las cocinas más exigentes, la escuela cuenta con equipo estándar que los prepara para la vida real. "Y lo mejor viene al final", nos comenta el chef Jorge. "Nuestros estudiantes hacen prácticas profesionales en restaurantes, eventos y cocinas para demostrar todo lo que han aprendido". ¿Qué mejor prueba de fuego que esa?
En este punto, es imposible no preguntar sobre la diferencia entre esta escuela y una licenciatura en gastronomía más convencional. El chef se encoge de hombros y responde con sencillez: "La práctica. Aquí se trata de vivir y respirar la cocina desde el primer día. Las licenciaturas pueden darte más teoría, pero para ser un buen chef, la práctica es la clave".
Pero no se confundan, este no es un programa para tomarse a la ligera. "También les recomiendo que complementen con cursos de administración y, sobre todo, que tengan una verdadera pasión por la cocina", nos advierte el chef. "Porque esto no es un juego. Es una forma de vida".
Por fortuna, la escuela no deja a sus estudiantes a la deriva después de graduarse. "Tenemos contactos en restaurantes y empresas gastronómicas", nos explica el chef. "Así que nuestros graduados tienen oportunidades reales de empleo, donde pueden seguir demostrando su talento".
Así que ahí lo tienen. Si buscan una formación culinaria con un enfoque práctico heredado de las viejas cocinas europeas y una dosis generosa de pasión, esta escuela podría ser el lugar indicado. Solo asegúrense de llevar sus mejores delantales, un apetito voraz por aprender y, sobre todo, un par de buenos tenis para andar de un lado a otro en la cocina. Porque aquí, el calor no solo viene de las hornillas.
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