Comencé a escribir y a dejar el amor entre letras cuando te fuiste. Enciendo ese cigarro tuyo cada que te extraño para sentir el último sabor de tu boca, esa boca rebelde, cruel y eufórica.
Estoy muerta y no puedo hacer nada, me duelen estas vidas en las que prometí amarte. ¿Cuántas veces hemos muerto entre silencios?
No me queda nada, ni el aliento, ni el llorar, ni la voz, te lo di todo, y espero que un día me lo puedas regresar. Me estoy despidiendo de las veces que le recé a dios por nosotros, de las veces que dije te amo con una mirada, del vino y las estrellas.
Me sostiene la esperanza y el miedo de encontrar esos ojos en esta ciudad que hicimos nuestra. Todo lo convierto en poesía, pero, corazón, ¿en qué convierto el amor que se escapó de las manos?
Creí que me conocías lo suficiente para saber que yo hubiera dado la vida entera por ti, que yo no me iba a ir incluso si me lastimabas. Pero creo que fuimos extraños en la vida del otro. Nunca nos conocimos bien... tú, por no saber que me duele tu silencio, ni yo, por no saber "quedarme" para ti.
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