Son pocos los genios de la animación contemporánea que nos van quedando, Felix Colgrave es uno de ellos, y tiene más de 10 años de experiencia dando forma física a sus sueños lúcidos. Sus animaciones poseen una cualidad etérea que no puedo quitarme de la cabeza, son pequeñas superproducciones animadas con narrativas coherentes que simplemente se ponen locas cuando deben hacerlo.
Es la forma en la que anima los movimientos, plasmando un ballet caótico y simétrico que se vuelve irresistible, es especialmente hipnótico bajo la influencia de estupefacientes.
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