¡Aquí vamos de nuevo! Los videojuegos han sido el chivo expiatorio favorito de las tragedias en Estados Unidos, y esta vez no es la excepción. El infame tiroteo en la Escuela Primaria Robb de Uvalde, Texas, en 2022, ha vuelto a poner a la industria del gaming en el banquillo de los acusados. ¿La razón? Al parecer, los videojuegos son responsables de todo, desde enseñar el uso de armas hasta inspirar actos de violencia.
Este fin de semana se hizo pública una demanda interpuesta por familiares de las víctimas del tiroteo contra Daniel Defense, Activision y Meta. Según el abogado de los deudos, estas tres compañías son las culpables en distintos niveles: Daniel Defense por fabricar el rifle AR15 usado por el tirador, Meta por ser dueño de las redes sociales donde el atacante conoció el arma, y Activision porque, obviamente, Call of Duty es prácticamente una clase de manejo de armas.
El abogado de los familiares definió a estas compañías como un "monstruo de 3 cabezas" que glorifica el uso de armas y la violencia. Asegura que hay una línea directa entre las acciones de estas empresas y el tiroteo de Uvalde. Vamos, porque claramente un videojuego es lo único necesario para convertir a alguien en un tirador.
Activision no tardó en responder a la demanda con un comunicado (vía Charlie Intel en X): "El tiroteo en Uvalde fue horrendo y desgarrador en todos los sentidos, y expresamos nuestro más sentido pésame a las familias y comunidades que siguen afectadas por este acto de violencia sin sentido. Millones de personas en todo el mundo disfrutan de los videojuegos sin recurrir a actos horribles". Básicamente, Activision está diciendo: "Oigan, millones de personas juegan a Call of Duty sin volverse locas".
Desde la Masacre de Columbine en 1999, los videojuegos han sido el chivo expiatorio recurrente para estas tragedias. Antes era la música, el cine o la TV. Ahora es el gaming. En el mismo año del tiroteo en Uvalde, 2022, hubo otro incidente en un supermercado de Búfalo, Nueva York. Analistas de Fox News no tardaron en culpar a los videojuegos, asegurando que estos eventos se han agravado con el ascenso del gaming como forma de entretenimiento. Claro, es más fácil culpar a un videojuego que a la cultura de las armas en Estados Unidos, donde cualquiera puede comprar armamento militar como si fueran dulces en una tienda.
Así que, sigamos ignorando el elefante en la habitación: una cultura obsesionada con las armas y una legislación que permite que cualquiera tenga acceso a ellas. Y que la lógica y la razón algún día prevalezcan.
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